Perfil
Introducción: Luis Albeiro Sepúlveda Acevedo, un señor que vive en un barrio de Medellín hace mucho tiempo, en dónde parte de su vida ha estado ligada a acompañar a sus tantas enfermedades y satisfacciones.
Siempre agradezco el cambio: Luis Albeiro Sepúlveda Acevedo
Nacido el 24 de julio de 1964, a sus 48 años de edad, hoy en día permanece en las vidas de muchas personas, quienes a cada instante le hacen saber lo orgullosos que se sienten de conocer un ser tan único y diferente a todos. Luis es un hombre que a pesar de conocer los límites de la muerte, del final, la frontera que hay en dónde se es posible pasar a la nada; tiene muchas ganas de lograr un sinnúmero de retos y metas, que si no fueran por la segunda oportunidad que le dio la vida sería imposible desearlo. Un paracaidista militar y soldado anti guerrilla graduado hace 23 años seguramente no se hubiera imaginado que le sucedería tal hecho, de llevarlo a visitar por un largo tiempo las habitaciones de un espacio blanco, tranquilo y silencioso llamado hospital y mucho menos estar hoy pisando tierra firmemente. Cuando se habla con él, inmediatamente piensas en la capacidad de superación que posee y la hermosa manera de vivir lleno de alegría y aferrado al constante mejoramiento tanto personal como físico. A medida que observaba los recuerdos que la vida le ha marcado en su cuerpo, él señala abiertamente una experiencia que tuvo durante su adolescencia y de la que asegura sentirse orgulloso de contarla, y es el largo tiempo que anduvo bajo las drogas por aproximadamente 24 años, pero que a su vez dice: “Yo no tuve vida, hermano”, es ahora cuando notablemente se construyen infinidad de cosas positivas y que le aportan a su calidad de vida.
En el barrio Belén las Playas es conocido como un señor admirable, una persona sociable, carismática, difícil de pasar desapercibido un saludo de él hacia los demás; alguien muy alto, barrigón, alegre, con pelo blanco, enmarcado por una masculinidad muy particular y una manera de ser transparente y con una facilidad de perfectamente hacer parte de tu vida, ser mas que un vecino, un amigo más.
Ese ilustre señor desarrollo varias situaciones en su vida desencadenadas por episodios que gracias a Dios, no fueron obstáculo alguno para existir hoy día en este mundo, el 23 de diciembre de 1999 los 13 tiros que le propiciaron hace 13 años, causaron la estadía por más de 4 meses en coma, estando su vida a punto de desvanecerse; por una venganza que algunos tenían con un sobrino de él, secuelas como tener una prótesis en su ojo izquierdo, dificultades motrices en sus manos y tantas huellas en su piel de impactos de bala que adornan su cuerpo y le recuerdan por siempre la gran oportunidad que le dio la vida y que acota Luis con total seguridad: “hijo, eso es un regalo de Dios”, el acompañamiento de su familia durante ese período y actualmente, le sirve de mucho para salir adelante y escribir nuevas páginas en su vida llenas de logros y trazadas con sentimientos vívidos y éxitos palpados.
Diciéndome: “mijo, ¿si le está quedando bien la tarea?”, podía seguir conociendo más aun de este personaje viviente; además de leer constantemente libros religiosos, periódicos y cualquier otro tipo de lectura, decía que su gran sueño es estudiar ingeniería mecánica y también se sentía orgulloso de informarme la existencia de su hija que se llamaba Ginna, ya que le cambiaron el nombre, además de el nacimiento del hijo de ella, si ya le podían llamar “Abuelo”.
Luis se arrepiente de haber desperdiciado tanto tiempo de su vida en la drogadicción, no hacer las cosas que sentía en ese momento y dejarse llevar por las malas amistades, amigos que algunos están lejos y otros que habitan el extraño mundo de la muerte.
Sufriendo de ataques epilépticos, es un sabio de la prevención, por tanto me dice que es extremadamente juicioso con sus medicamentos y también recuerda a dos seres queridos que describe como personas irremplazables: sus Padres.
Causando gran curiosidad le pregunte: ¿le gusta el alcohol, fumar? a lo que respondió: “No, pero si meto. risas”, escuchando esta respuesta inmediatamente le dije: ¿tiene novia? Y me dijo: “No, las mujeres pagan muy mal, no, son sino conchudas”.
Asistiendo a un grupo de rehabilitación dictado en la Unidad Deportiva María luisa Calle, Luis comparte muchas cosas de su vida con sus compañeros y resalta la gran labor que realizan por él, en pro de su constante motivamiento por una mejor calidad de vida, dice que: “él percibe que la gente lo observa con respeto, que le hacen saber el apoyo de ellos y lo felicitan por las ganas que viven en su corazón de realizarse como una mejor persona”
Observaba el tatuaje que habita en la piel blanca de Luis, mas exactamente en su hombro y brazo que sin duda representa algo en su vida, me dijo: “Es un recuerdo de todo lo que viví en la armada”.
Seguramente la vida le ha demarcado a Luis un camino por dónde puede dar cada paso sin afán, pero con la total confianza de que a medida que avance, avanzaran las ganas y crecerán los resultados que finalmente magnificarán su presencia en su casa, en su familia, en su barrio y en su corazón mismo.
“Mijo, ¿cómo va con la tarea?, ¿ahí si ve bien?: Luis Albeiro Sepúlveda Acevedo.


